El saber es una de las actividades más tentadoras del ser humano desde el inicio de los tiempos y es que el saber es la respuesta a la gran carga de curiosidad que a diario podemos generar sobre acontecimientos, formas de pensar o también disyuntivas presentes en la vida propia o ajena, pero estaréis pensando, ¿Qué tiene que ver aquí la tecnología?
¿Qué tiene que ver la tecnología con el saber de las cosas?
Nos preguntamos a diario quizá una gran cantidad de interrogantes que podrían acabar con nuestra estabilidad misma y es que sí, a veces resulta mejor práctica el dejar que las cosas fluyan conforme vamos adquiriendo conocimiento. Se trata de un tema de disciplina y paciencia en muchos ámbitos, pues en ciertas etapas queremos dominar un marco teórico que nos excede por mucho o por poco, pero en todo caso, nos excede.
La tecnología es sin duda el puente entre la curiosidad y el saber y es que la tecnología es el avance eventual del ser humano hacia su estatus más celestial, es decir, es la manera a través la cual las personas trascienden sus realidades, sus capacidades y límites, permitiéndose realizar labores de gran complejidad, las cuales servirán en algún momento para la investigación, o quizá para la inversión en una investigación. Pero en todo caso, se trata de una vía alterna al saber, de una manera práctica y uniforme de ir elaborando nuestro propio cuerpo de saberes tanto personal como colectivo, pues sabemos que el conocimiento es una de las principales fuentes de crecimiento personal, y por ende, este deber ser siempre ofrecido a quienes lo deseen y merezcan.
El saber y la tecnología deben caminar juntos de la mano, permitiéndose dar ayuda cuando sea necesario y es que el saber nos permite abordar a través de los avances tecnológicos a un determinado problema, mientras que la tecnología nos brinda la oportunidad de llegar al saber sobre la base de la práctica y en ensayo error. Se trata de una relación de co-ayuda, de una dinámica que nos permite dar pies y cabeza a nuestro crecimiento y labor dentro del desarrollo de nuestros altares de conocimiento.
El saber y la tecnología constituyen uno de los pilares más emblemáticos de la vida humana y es que la tecnología, indistinto de la definición que un autor le ofrezca, es una de las vías alternas más eficientes contra los problemas que atañen a nuestras vidas como seres vivos. La tecnología hace del saber una virtud digna de resguardar y prevalecer durante mucho tiempo. La tecnología y el saber son la base de nuestros principios.
El saber, ¿Qué es? ¿Cómo lo entendemos?
¿En qué momento decidimos saber algo? Saber es tener presente un conocimiento acerca de un tema, acerca de una situación o mapa conceptual que nos permite realizar abordajes de mayor complejidad o familiaridad sobre un tópico en cuestión. Así mismo, el saber implica la atracción de nuevos conocimientos, es decir, que conlleva a las personas a querer saber más sobre cualquier cuerpo teórico relacionado con sus propuestas.
El saber y la tecnología son la dinámica perfecta para el desarrollo semántico de todos los individuos que habitan en nuestro sistema social.
