Los lobos (Canis lupus) que mayormente vemos bien sea en su hábitat, reservas naturales, zoológicos, documentales de televisión o cine, poseen un pelaje gris, aunque los hay con colores diversos como el blanco y el negro intenso.
¿Dónde viven estos lobos?
Estos abundan principalmente en América del Norte, en contraste con sus iguales. En Europa es difícil hallar a un lobo oscuro, a pesar que hace tiempo en ambas zonas geográficas los bosques dominaban las áreas boreales y la presencia de lobos negros no era equitativa en números.
Los expertos señalan que entre los mismos grupos de lobos las tonalidades cambian y se debe al medio ambiente donde se desenvuelven.
El Caribú por ejemplo, posee un color más claro que lo ayuda a fusionarse con su medio (la tundra) que es de naturaleza muy abierta y con vegetación baja.
Mientras los que viven dentro de los bosques son negros y oscuros, tonos que les sirve para ocultarse en la penumbra de los árboles. El melanismo es quien permite esa pigmentación negra, debiéndose a una mutación causada en el gen K.
Biólogos expertos en este tema explican que estos lobos norteamericanos fueron producto de un apareamiento entre lobos grises y perros domésticos negros.
Pudieron comprobar que en tiempos lejanos, los seres humanos crearon perros melánicos totalmente negros, lo que trajo como consecuencia que el melanismo se extendiera de forma artificial entre las poblaciones de estos animales.
Según revelaron los análisis moleculares que se hicieron a los actuales lobos negros del Parque Nacional de Yellowstone, donde son vistos con frecuencia, estos fueron cruzados repetidamente con lobos grises salvajes, hecho que reforzó gradualmente el melanismo en las manadas de dichos animales en Norteamérica más que en Europa.
Este sería el primer caso conocido de una alteración genética provocada en una variedad doméstica que se trasladó a una especie silvestre.
Los especialistas piensan que estas transferencias son poco comunes porque normalmente no se dan en la naturaleza, ya que el entorno original es muy distinto al doméstico.
Razón por la cual, los lobos obtuvieron una ventaja y asumieron la mutación por sí misma.
De ahí la proliferación de estos asombrosos mamíferos que, actualmente, se observan tímidamente deambulando por los dominios americanos.
Estos lobos negros cuyo nombre científico es Canis Lycaon, son animales enigmáticos e intimidantes, de gran belleza, salvajes y extraordinarios, que no se muestran ante el resto de los demás fácilmente.
La gente dice que su existencia pareciera un mito o un tema de películas de misterio.
No son muy frecuentes y se circunscriben únicamente en Norteamérica. Es una raza muy impactante que también se la ha visto en Asia, Escocia, Canadá, Serbia, Minnesota, Rusia e Italia, quizás porque un espécimen fue trasladado hacia dichos territorios.
Características de los lobos negros
Son propiamente lobos grises, pero motivados a una hibridación entre el cruce de este tipo de lobo con perros, se obtuvo su particular color oscuro.
Pesan aproximadamente 70 kilogramos, sin embargo, la mayor parte de esta especie en edad adulta llega a pesar entre 35 a 50 kilogramos con una altura de más de 80 centímetros.
Son muy rápidos y pueden lograr velocidades de entre 50 y 70 km/h para cazar a su presa. Posee patas fuertes y pelaje grueso y largo que lo mantiene en calor, por lo que puede coexistir en zonas de clima frío.
Son carnívoros y cazan solos a cualquier hora del día, sin embargo, sienten gusto por cazar de noche. También lo hacen en manada cuando el botín es muy grande. Si pasan días sin cazar podrían llegar a comer hasta más de 13 kilogramos de carne (ciervos, conejos, bueyes u ovejas), pero por naturaleza consumen sólo 3 kg al día.
Los lobos negros se aparean entre los meses de enero y marzo. Su tiempo de gestación es de dos meses y la hembra se asegura de alimentar a sus cachorros durante 21 y 30 días. Por cada camada se dan entre seis y ocho crías que abren los ojos transcurrida una semana.
Una investigación del departamento de Biología de la Universidad de Calgary en Canadá, estableció que el lobo negro es el resultado del cruce de bestias de carga y perros o mascotas. Esta fue publicada por la revista Science.
La misma reconoce el profesor Marco Musiani, fue de forma accidental y representa un claro ejemplo de que la especie fue alterada genéticamente por el hombre; hallazgo por demás insospechado que puede favorecer el enriquecimiento de la diversidad genética de los animales salvajes.
La tesis está basada en un estudio genético de los grupos de lobos grises tanto de Europa como de América del Norte, focalizándose el gen responsable de ese matiz sombrío del pelaje de los perros domésticos y los lobos, concluyendo que el rasgo fue transferido a estos últimos e inclusive a los coyotes.
Esta transformación genética quizás se llevó a cabo cuando llegaron a América del Norte los perros domésticos europeos o en tiempos tan lejanos como cuando los seres humanos viajaron hacia este suelo por el Estrecho de Bering hace unos 14.000 años.
Se concluyó igualmente que el color oscuro lo ayuda a la conservación de la especie en caso de que su hábitat se viera perturbado por el cambio climático. Según el profesor Musiani, fue la domesticación de los perros que derivó en el tono negro del pelaje de los lobos, siendo un factor valioso para el conjunto de estas criaturas cuyo hábitat ártico se ha ido plegando.
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